No dejarnos amedrentar. Hoy es solidaridad.

Por: Carlos A. Alvarez S.

Nuestra ciudad tristemente evidenció el fin de semana que criminales, por determinar de qué pelambre, quieren regresarla a oscuras etapas que tuvo que sufrir producto del narcoterrorismo.

Los tiempos actuales, siendo muy diferentes a aquellos, obligan a la unión férrea de toda la gente de bien, para evitar que la zozobra, el miedo y caos, que es lo que el terrorismo quiere generar, se apodere de nosotros.

Igual sería la reacción si lo que ocurrió el sábado no hubiera pasado en un centro comercial, visitado por gentes pudientes. Aquí no cabe distingo de clase, religión, raza, estrato para rechazar la acción criminal que arrebató la vida a tres mujeres y causó heridas a otras más.

El o los bárbaros actuaron con vil osadía y sevicia en un día en que la inminente celebración del día del padre, atestaba los centros comerciales de gentes en actividad de compras. ¿Qué activará la mente criminal de quien o quienes urdieron esta acción terrorista?

Tan difícil de determinar. Tristemente Bogotá refleja la realidad del país. Un país que irónicamente registra este tipo de actos mientras perfecciona el desarme de la guerrilla más activa y antigua del país.

Un país donde a pesar de ese imperfecto pero necesario u urgente acuerdo de paz , sigue enfrascado en otras guerras desde las violentas con uso de armas hasta las que enfrentan a compatriotas con el uso lleno de odio, vil y descarnado de la palabra, que contradicción, sí la palabra, el lenguaje que nos distingue de otros seres de la naturaleza pero que con el manejo virulento y disociador nos sume en niveles más bajos que los seres irracionales.

Los atentados terroristas motivados por otras razones en otras capitales del mundo y la reacción de esas ciudadanías dispuestas a no dejarse amedrentar, a enfrentar el miedo garantizando la cotidianidad sin sobresaltos y entregando toda su confianza a quienes tienen el deber de enfrentar con todos sus medios a los violentos, nos debe servir de ejemplo de lo que debe ser nuestra postura en estos tiempos aciagos.

Capítulo aparte merecen aquellos que no terminaba de conocerse con exactitud lo que había pasado en el Centro Andino, salieron de sus madrigueras a las redes sociales a destilar todo su odio, insania, rencor abyecto, para alimentar aún más esa polarización que mantiene a la nación en una pugna absurda, lanzando acusaciones de toda índole, producto de su sevicia e insolidaridad. Qué horror el que produce aquellos que aprovechándose de actos como el del sábado pretenden sacar réditos políticos. Que los tengamos en cuenta para que cuando llegue el momento, les hagamos sentir nuestro rechazo en las urnas.

Desde aquí toda nuestra solidaridad con las familias de las víctimas de este vil atentado.

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