Doña Juana… Su vida útil y su entrada imposible

Mientras avanza el proceso para abrir la licitación que asignará los contratos para la recolección de residuos en la ciudad, un problema latente persiste, el relleno sanitario Doña Juana.

Su vida útil se acorta. La CAR por ejemplo le da estas alturas, 5 años más únicamente de poder seguir siendo el receptáculo de las 6.500 toneladas diarias de residuos que genera la ciudad.

Entre tanto la firma operadora del relleno, Centro de Gerenciamiento de Residuos, CGR, interesada en seguir con el contrato, busca que al relleno se le extienda su vida útil más allá del 2022, fecha hasta la que está vigente la licencia de operación.

El Director de la CAR, Néstor Franco, nos decía a comienzos de este año que una capital como Bogotá no puede depender de solo un depósito de basura y anunció su disposición para ayudar a identificar un predio que sirva para el propósito de relleno y cumpla con los requisitos medio ambientales. Hasta el momento la UAESP no ha reaccionado ante ese ofrecimiento.

Todo parece indicar que por lo pronto la actual administración no prevé la búsqueda de alternativas al relleno sanitario actual y orienta su trabajo a mirar cómo se puede extender su vida útil  lo que coincide con el querer de la firma operadora que dice que es factible licenciar otras zonas dentro del terreno donde opera.

Y no es difícil entender porqué el interés de CGR, la firma operadora del relleno, en insistir en la continuidad de su uso ya que mantiene con el Distrito un contrato bien particular que le asegura su permanencia hasta cuando termine la licencia ambiental o hasta que termine su vida útil.

Impactar con menos residuos el relleno podría extender su existencia pero la ciudad no ha avanzado de manera real en el proceso de separación en la fuente que permite reciclar aquello que no debe ir al relleno sanitario. En la actualidad con un trabajo que aún en gran medida es informal, los recicladores evitan que 9 mil toneladas diarias de basura vayan a Doña Juana. Eso evidencia la importancia de impulsar la clasificación de la basura desde la fuente.

Pero en el funcionamiento del relleno existe una deuda social con los habitantes de barrios colindantes con él. Esa deuda se hizo evidente en septiembre de 1997 cuando un derrumbe de basuras, entre 600 mil y un millón de toneladas, fueron a dar al cauce del río Tunjuelito.

La emergencia desató un problema de salubridad grave con los olores, vectores y roedores que se diseminaron por barrios  barrios como San Carlos, San Benito, Rincón de Nuevo Muzú, Bosa, Isla del Sol, Diana Turbay, Santa Lucía, El Tunal, Santa Librada, Casa Blanca, Bochica Sur, Venecia, entre otros.

20 años después, esa deuda con los habitantes de esos sectores, condenados a convivir con el relleno sanitario, permanece casi intacta. Han sido escasos y poco efectivos los programas que se han diseñado dentro del relleno y alrededor de él, para evitar impactar esas comunidades, como la instalación de mallas, brigadas de salud, jornadas de vacunación, etc, que no enfrentan el tamaño del problema de salud pública que genera el funcionamiento del relleno en la zona.

Un agravante. En la actual época invernal se evidenció otro problema que termina por empeorar la situación de los habitantes vecinos al relleno. El estado de las vías de acceso a Doña Juana se encuentra peor que caminos de herradura, tantos las vías principales de entrada como las secundarias.

Las lluvias persistentes por estos días terminaron por afectar lo poco que quedaba transitable de estos accesos y la fila de camiones de los operadores que recogen los residuos en la ciudad, era interminable por la dificultad para entrar al relleno.

El tema no parece tener solución pronta. La firma operadora Centro de Gerenciamiento de Residuos, CGR, asegura que la responsabilidad del mantenimiento de las vías de entrada al relleno es del Distrito y éste a su vez afirma que el contrato con la operadora del relleno contempla que ese mantenimiento es su responsabilidad.

Incluso la UAESP el pasado 14 de marzo recordó que «desde agosto de 2016, requirió al operador la pavimentación del acceso, la ampliación de las vías, la habilitación de corredores alternos y la disponibilidad de maquinaría suficiente y oportuna para la disposición final de los residuos de la ciudad.

Y agregó que «esta situación se reitera y el operador no toma las acciones que exigimos para hacer frente a las consecuencias de las lluvias y su afectación en el tiempo promedio de las operaciones».  Llamó la atención que «los represamientos por el mal estado de la vía impactan negativamente al conjunto de las operaciones y a todos los operadores de la ciudad. Lo cual se traduce en retrasos en la recolección, barrido y disposición final de las cerca de 6.300 toneladas de desechos que produce diariamente la ciudad». Finalmente anunció la inminencia de medidas sancionatorios con el operador del relleno, lo que hasta el momento no ha ocurrido.

Líderes de las comunidades aledañas a Doña Juana, con toda razón, advierten hoy que se avecina una emergencia sanitaria de proporciones mayúsculas en razón a que la época invernal se intensificará en el próximo trimestre y no es difícil pronosticar que las largas filas de camiones con basura para ingresar, hasta de más de 3 kilómetros  estarán a la orden del día.

Entonces serán desechos que sin poderse depositar en terrenos del relleno de manera rápida, generararán nuevamente los malos olores, presencia de vectores, etc., con el agravante que al relleno llegan diariamente 2.400 viajes de basura transportada por 1.200 camiones que hacen dos viajes diarios.

Un dato adicional. Al relleno en la actualidad aún llegan basuras de algunos municipios de Cundinamarca que a pesar de la reapertura del relleno de Mondoñedo, llevan las basuras a Doña Juana en razón a un convenio con el Distrito firmado en la alcaldía de Luis Eduardo Garzón.

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