El asesinato de Leonardo por cumplir con su deber en Transmilenio

El hecho no puede ser más desolador. Un sujeto  con antecedentes judiciales por tentativa de homicidio, porte ilegal de armas, hurto calificado y agravado y que había quedado bajo libertad condicional cinco días atrás decidió ayer asesinar a un joven, Leonardo Licht de 21 años, quien cumpliendo con su deber, pretendió impedir que el asesino se colara en la estación de Transmilenio de la Avenida Jiménez.

Lo cuento y es de no creer. Varios hechos confluyen y muestran por un lado la permisividad de nuestra justicia, le otorga libertad condicional a alguien que fuera de otros delitos ya había atentado contra la vida de una persona.

Por otro la carrera que hizo definitivamente entre malos bogotanos colarse en el sistema lo que se une a la mirada a veces cómplice y otras miedosa de quienes observan el accionar del colado.

Lo que en otras latitudes se acepta como algo muy normal, acabo de verlo en Barcelona donde la policía en operativos sorpresivos pide los tiquetes de acceso al metro a quienes ya van en los vagones sin que los usuarios se llamen a sorpresa o expresen rechazo, aquí en nuestra ciudad se convirtió en un trabajo de alta peligrosidad.

En 2016 se registraron 210 casos de agresión contra empleados de Transmilenio que velan porque no haya colados y se respeten en el sistema las normas de convivencia.

Campañas educativas, pedagógicas y llamando al buen uso del sistema de transporte masivo se han hecho, lo que muestra que al final lo que existe es una decisión consciente de colarse por posar de vivo, porque supuestamente así se expresa el rechazo al mal servicio o en último caso porque no se tiene el dinero para pagar el pasaje.

Pues por la que sea llegó la hora de aplicar con mano fuerte el nuevo Código de Policía y lo que contempla sobre los colados en Transmilenio: A partir del primero del primero de febrero las personas que decidan evitar el pago del transporte deberán enfrentar una multa de cuatro salarios mínimos diarios legales vigentes, que equivalen a $98.360. Ojalá ésta no sea otra sanción que se vuelva inaplicable como ocurre con tantas leyes y normas que se convierten en un canto a la bandera.

Desde Transmilenio también surgen compromisos urgentes, que ni más faltaba pueden justificar comportamiento anticívicos y criminales en el sistema.

Un mejoramiento en la prestación del servicio que logre de nuevo sintonizar al usuario con Transmilenio y que comprende regulación de rutas alimentadoras, limpieza y seguridad en portales, estaciones y buses con presencia de la autoridad.

Y los buenos usuarios derrotar el miedo de sancionar socialmente a quienes se cuelan frente a nuestros ojos en el sistema. La permisividad, el miedo se convierten en las herramientas que esgrimen quienes definitivamente quieren convertir a Transmilenio en tierra de nadie.

El asesinato de Leonardo, el joven funcionario de Transmilenio exige que su asesino reciba la máxima condena y que no por esos vericuetos de la justicia termine saliendo en poco tiempo a cometer nuevos delitos, y a los bogotanos de bien recordarles que con todo y sus debilidades el sistema de transporte masivo fue en su momento un paso necesario para reemplazar un transporte público que había hecho crisis. Añadir que Transmilenio  lamentablemente se convirtió en bandera política, políticos que lo abandonaron a su suerte. Que sea la hora de apostarle, alejados de las inquinas propias de esos intereses políticos.

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