Tanto hemos hablado del metro para Bogotá que temo caer en lugares comunes. Ayer la Comisión 1era de la Cámara de Representantes fue el escenario de discusión sobre este megaproyecto que la ciudad reclama.
Se escuchó al alcalde Peñalosa decir que el metro elevado es el que se puede hacer con la plata que se anuncia como aporte del distrito y la nación y que la diferencia con el pasado es que esta vez el metro sí se va a hacer.
Se escuchó a la representante Angélica Lozano pidiendo una veeduría ciudadana que cada tres meses le haga seguimiento a las obras del metro.
Oímos a opositores de Peñalosa diciendo que se optaba por un metro barato que luego nos saldría caro, defendiendo el subterráneo y descalificando el elevado.
A lo que Peñalosa respondió que el elevado era el que se podía hacer hasta la calle 72, sobrando plata para hacer más troncales de Transmilenio.
A lo que Angélica Lozano ripostó diciendo que la decisión del metro elevado partía de unos estudios de la firma Systra que parecían venir del futuro porque citaba estudios que aún no se conocen.
El Representante Rodrigo Lara de Cambio Radical no disimuló su espaldarazo decidido, para algunos pocos reflexivo, apoyando el metro que anuncia Peñalosa y su colega del Polo Germán Navas Talero no escondió su escepticismo frente al futuro del Metro y sentenció que a Peñalosa solo le interesa Transmilenio.
Alguien desprevenido después de escuchar lo anterior, tendría todo el derecho de preguntarse ¿Seguimos transitamos por un camino eterno de discusión que hará que se sumen otros añitos a los 74 que ya cumplió el primer estudio que sobre el Metro se hizo en la ciudad?